El cronista trata de hurgar en sus recuerdos, en los miles de partidos vistos y le cuesta encontrar otra actuación de un arquero similar a la de Alisson este miércoles por la noche en París. Incluso el adjetivo cuesta. No fue buena ni muy buena, no fue excelente ni brillante sino mucho más que eso. Tal vez descomunal, colosal, monstruosa. Definió el partido él. Sofascore, demasiado exigente, lo calificó con 9,4 puntos. Se quedó muy corto. ¿Hay 11 para calificar a un jugador…? Si lo hay, esta es la ocasión.

Deberíamos remontarnos a grandísimas tardes de Casillas, de Fillol, de Courtois, de Van der Sar, de Jan Oblak, de Buffon, de Tomaszewski, aquel polaco que atajaba el viento… Recordamos algo parecido de Manuel Neuer en 2011 cuando aún estaba en el Schalke 04 frente al Manchester United. Fue fabuloso, parecía jugar un arquero contra un equipo. Ganó el United al final, pero resultó la consagración internacional del meta alemán, que al término de la temporada pasó al Bayern. La memoria nos acerca una noche mágica de Rogerio Ceni ante Peñarol en la final de la Copa Conmebol de 1994, algo épico, que casi no se puede contar. Una tarde del uruguayo Robert Siboldi ante Brasil por Eliminatoria en Maracaná, también difícil de explicar, volaba como pájaro Siboldi.

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El auténtico Rey de Copas

“Creo que es una de las mejores actuaciones de un portero que he visto en mi vida”, dijo, asombrado, Peter Schmeichel, el sensacional portero danés del Manchester United en los ‘90, que cambió los guantes por el micrófono. Y Jamie Carragher, aquel áspero defensa que jugó una vida en el Liverpool, hoy también comentarista, en este caso de CBS Sports, señaló que la actuación de Alisson en el Parque de los Príncipes de París “será recordada durante años”. Tal cual. Y si finalmente el Liverpool gana esta Champions se dimensionará aún más.

Ahora, un 5 a 4 es sospechoso

Como señaló el técnico español Luis Enrique, “fue el mejor partido del Paris Saint Germain de esta temporada y de la anterior… El fútbol es injusto muchas veces y lo tienes que aceptar. El partido de hoy no se pierde por detalles. Los detalles se dan cuando los partidos son igualados. El partido se pierde porque el señor Alisson ha hecho cinco paradas increíbles. Ha habido un equipo que ha sido muy superior al otro”. Verdad. Si ganaba 5 a 0 estaba perfecto, pero se estrelló frente al goleiro gaúcho, que con un metro 93 y 91 kilos parecía un gato saltando entre la leña. Tocó 44 pelotas en el partido, resolvió todas con solvencia, descolgando centros, saliendo con los pies, embolsando disparos de afuera, parando dos mano a mano… Nueve de ellas fueron tapadas magistrales. Le bajó la moral a todos los jugadores franceses que, al final, con las manos en la cintura, se miraban desconcertados: “¿Qué más podemos hacer…?”

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¿Otra vez sopa…?

Hay diferentes escalas cuando un guardameta sobresale: una es tapar bien, otra es salvar a su equipo de la derrota y esta otra, la muestra perfecta de cuando un arquero gana un partido. Porque incluso al minuto 87, con un saque largo y preciso, inició la jugada del gol liverpooliano. La bajó muy bien Darwin Núñez y abrió inteligentemente a la derecha para Elliott, que tiró cruzado y se le escurrió a Donnarumma abajo. Fue un remate colocado, aunque no fuerte, tuvo manos de lana el italiano (inolvidable aquel gigantesco error suyo en 2022 que revivió al Real Madrid, que estaba muerto y luego pasó a ser campeón). Ahí se vio la decisiva diferencia de arqueros. La estadística -para esto sí sirve- marca que el PSG remató 27 veces al arco y Liverpool 2. Y ganó el equipo inglés 1 a 0. Pero, atención, como jugó uno y otro la serie está abierta. Si repiten actuaciones podría pasar airoso el PSG. Y si Luis Enrique no es el técnico más valiente del mundo que nos digan quién. Seguro mandará a su equipo al frente.

Alisson Ramsés Becker tapó como un faraón. Y fue sincero al final del juego: “Es la mejor actuación de mi vida”. Fuimos afortunados de elegir ese choque.

El martes, el PSV Eindhoven, el equipo de la empresa Philips, la de las lámparas, cayó de local 7 a 1 ante el Arsenal. Goleada fea, deshonrosa, más para un club que fue campeón de Europa (1988). El Arsenal viajó a Holanda lleno de bajas. No pudieron estar Bukayo Saka, Kai Havertz y Gabriel Martinelli, la delantera titular, más Gabriel Jesús. Y un quinto, Sterling, fue al banco. Pese a ello le marcó 7 goles y definió la llave. La revancha en Londres será una especie de amistoso con público.

La noticia es que el miércoles, el técnico Peter Bosz seguía en su cargo pese a la catastrófica goleada en contra. Y el 7 a 1 no es todo. Seis días antes, el PSV fue eliminado en semifinales de la Copa de los Países Bajos por el modesto Go Ahead Eagles (Adelante Águilas, en español): cayó 2-1. Tres días después de eso, el mismo Go Ahead Eagles lo derrotó 3 a 2 por la Liga y lo hundió a un lejano segundo puesto detrás del Ajax. Lo increíble es que el PSV encabezaba las posiciones con un punto sobre el Ajax, pero en las últimas cuatro fechas logró apenas 3 puntos y el Ajax 12, con lo cual lo pasó y le sacó 8 de diferencia. Que Bosz continúe en el banco del PSV es un milagro de estabilidad. Una semana de terror. Y es de imaginar la rabia de la Juventus, que fue eliminada de la Champions por este PSV.

Dos delanteros argentinos brillaron en la jornada de Liga de Campeones de Europa. Julián Álvarez, autor de un gol hermosísimo al Real Madrid para el empate parcial del Atlético. El ex River lleva 22 goles y 5 asistencias en su primer curso con los colchoneros. Y falta mucha temporada. A su vez, Lautaro Martínez marcó en el triunfo del Inter sobre el Feyenoord y se convirtió en el máximo artillero histórico del club nerazzurro en la Copa de Europa. Pasó al recordado Sandro Mazzola. Los dos, Lautaro, que llegó a 145 goles con el club milanés, y Julián, está en un momento dulce, casi mágico. Y seguro serán titulares ante Uruguay el día 20 por la Eliminatoria.

Esto tiene, a su vez, un efecto colateral. Lionel Scaloni, DT de Argentina, convocó por primera vez a Santiago Castro, un centrodelantero de 20 años hábil, bravo y goleador, muy fuerte de la cabeza, surgido en Vélez Sarsfield, que lo vendió por apenas 13.200.000 euros al Bologna. Es la superfigura del club de la Emilia-Romaña. Le hizo un gol al Milan y otro al Inter. Santi jugó en todas las selecciones juveniles argentinas y en todas ha anotado goles. El tema es que, por sus antepasados italianos, el entrenador italiano Luciano Spalletti lo ha llamado para tentarlo con la camiseta azzurra, como ya ha ocurrido en 2023 con Mateo Retegui, delantero de Boca y de Tigre, que hoy es titular en la selección tetracampeona del mundo.

Castro, ya cotizado en 25 millones y muy pronto en ochenta o cien, es quien debe decidir. Retegui no era tenido en cuenta por Scaloni y aceptó la invitación italiana, Castro seguramente tendrá analizará que, como delanteros de punta en Argentina están Lautaro y Julián, que aún son jóvenes y no le dejarán lugar tan fácil ni en corto tiempo. El peligro para Argentina es que Santiago acepte la oferta de Spalletti y deje para siempre la Albiceleste. (O)