Es difícil explicar la alegría, la emoción, el frenesí… Son bienes intangibles que conciernen al alma. El cerebro recibe varios gigas de información, le adhiere la circunstancia, procesa todo, lo mezcla con el pasado, con lo que somos y responde con el alma. De ahí salía el festejo marroquí. Era Marruecos país gritando enloquecido. Acá eran veinte mil, en la patria era treinta y ocho millones saltando, abrazándose, corriendo hacia las plazas para reunirse a desfogar su felicidad. Habían empujado a España del tren del Mundial. Lo bajaron. El país que fue protectorado español lo apeó de la Copa dando un nuevo golpe inesperado en el Mundial de las sorpresas. Por primera vez en la historia Marruecos llega a cuartos de final. Un hito histórico en la competencia. Y hundiendo a su antiguo colonizador.