Comparto la decepción de los aficionados que ven el fútbol sin prejuicios y que se resisten a aceptar la venta de imagen que proponen los “periodistas” adictos a la mercantilización de la opinión. Yo también me niego a aceptar el remoquete de “generación dorada” y de “mejor selección de la historia” para un grupo que no ha ganado nada y que es producto de la invención tarifada. Habrá en las redes sociales personas receptivas a la impostura, pero quienes se precien de ser pensantes y tener capacidad de análisis resistirán la embestida del discurso engañador y mentiroso. Este grupo no juega a nada; no tiene ideas útiles para el propósito de un equipo, que es sortear los obstáculos que impone el adversario, romper las resistencias con inteligencia y creatividad y perforar la valla del rival. Carece de recursos para ganar; cuenta con un par de jugadores interesantes, pero colectivamente no produce nada más que frustraciones.