No es caro tomar un Uber en Doha. Incluso, el Gobierno qatarí ha dispuesto flotas de autos con chofer gratuitos para transportar a la prensa. Están apostados en varios puntos de la ciudad. Solo hay que mostrar la credencial y, listo, lo llevan a donde uno pide. Pero ninguna de esas opciones se compara con un delicioso viaje en metro, por el excepcional servicio —pasa una formación cada tres minutos— y porque allí también se vive el Mundial. Desde muy temprano, miles de hinchas de todos los equipos, con banderas, camisetas, gorros..., abarrotan las estaciones y se mezclan en los trenes, todo en un marco de convivencia notable. Cada cual a lo suyo y respeto total. Los más llamativos, sin duda, los canadienses, que van enfundados en su casaca roja, pero vestidos como la célebre policía montada de Canadá, con el sombrero marrón de fieltro y el cinturón grueso de cuero, algunos incluso con el saco típico abotonado. Predomina el silencio, roto solo por los argentinos, como siempre, con sus cánticos. Los miles de celeste y blanco trajeron dos temas nuevos para Qatar 2022, uno de ellos En Argentina nací, de La Mosca, el preferido de Messi en el vestuario, con música de Esta noche me emborracho: