El desigual cotejo de Champions del martes entre el FC Barcelona y el Paris Saint Germain enfrentó a dos polos diametralmente opuestos, en todo sentido. Un equipo desorganizado y malo el primero, frente al potente finalista de la última Champions, el segundo. El impiadoso 4-1 que le propinó el once de la Torre Eiffel refleja dos realidades alejadísimas una de otra. “Lo peor para el Barça es que encima debe ir a París para la revancha, podría volverse con seis o siete goles”, comentaron periodistas catalanes, no sin realismo.