Ganó el mejor del torneo, no el mejor de la final. “That’s football”, “eso es el fútbol”, dice el irlandés en su no explicación que explica todo. Así es el apasionante, caprichoso, ilógico y sorpresivo fútbol. El Manchester City corona quince años de paciente búsqueda desde su virtual refundación en 2008: ganó el triplete, pero, sobre todo, la preciada tercera gema del más brillante collar que pueda lucirse: la Liga de Campeones, que sumada a la Premier League y a la Copa Inglesa componen la vitrina más fastuosa que pueda exhibir club alguno en la cuna de la pelota. Solo el Manchester United, su eterno rival, logró tal proeza, fue en 1999. Aunque para Pep Guardiola no es nuevo: en 2009 engarzó el sextete con el Barcelona.