Traición, según la primera definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, significa “falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”. ¿Hubo lealtad con Ángel Mena? Gratitud, al menos, no existió con alguien que dejó la piel en las eliminatorias.

Gustavo Alfaro debutó como entrenador de Ecuador el 8 de octubre del 2020, contra la Argentina de Lionel Messi en La Bombonera, en la jornada número uno de las eliminatorias de Conmebol rumbo a Qatar 2022. El profesional, recién llegado, no conocía el medio nacional. Recibió la cooperación clave de Jorge Célico para, entre otras cosas, elaborar su primera convocatoria. Además, el nuevo estratega apenas dirigió un par de prácticas antes del viaje a Buenos Aires. Un núcleo importante de jugadores, entre los que estaba Mena, apoyó decididamente a Alfaro desde aquella fecha, cuando el técnico se lanzó al ruedo con todo en contra.

Mena se esforzó, como varios otros tricolores, para ayudar a contrarrestar con sacrificio, compromiso, inteligencia -algo que al guayaquileño le sobra como jugador-, ganas, buen fútbol y goles todas las tremendas complicaciones que afrontó Alfaro en la Selección, originadas por el escaso tiempo de trabajo que tuvo el timonel antes de medirse con Argentina (derrota 1-0) y después con Uruguay (triunfo local 4-2, en Quito), en el arranque premundialista.

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Mena, fundamental

En los cuatro encuentros eliminatorios del 2020 Mena fue importante para Ecuador. La figura estelar del León una de las boyas más resistentes a las que se aferró Alfaro para mantenerse a flote en aquel comienzo incierto y lleno de malos augurios. Alfaro y su tropa soportaron las consecuencias de los líos y el desconcierto causados por la pandemia del coronavirus y también por la novelería de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, responsable del ‘revolucionario’ fichaje de Jordi Cruyff, un gerente deportivo importado para que se desempeñe como DT. El neerlandés iba convertir al país, supuestamente, en “una potencia mundial”, de acuerdo a la ingenua declaración de su patrón-.

Contra Argentina, Mena fue alineado 87 minutos. Frente a los charrúas completó el duelo y dio un pase gol. En la altura de La Paz, cuando la Tri superó 3-2 a Bolivia, marcó un tanto y dio una asistencia, en 83 minutos. Y en la despiadada paliza 6-1 a Colombia en 87 minutos no fue Ángel, porque estuvo endiablado: contribuyó con una anotación y un pase gol. Mena también fue uno de los futbolistas que dejó su nombre inscrito en la historia, cuando Ecuador consiguió su primera victoria de visita sobre Chile en las eliminatorias (2-0, el 17 de noviembre del 2021). Disputó 87 minutos consagratorios.

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Mena jugó 1.088 minutos, de 1.350 posibles, en 15 de 18 partidos de la eliminatoria Sudamericana. Las estadísticas no registran otro tipo de trascendencia que tuvo Mena en la luchada obtención del boleto a Qatar. Su valor fue enorme. Le extendió una mano firme a Alfaro. Lo socorrió. No se guardó nada. Todo lo dejó en la cancha. Fue un hombre fundamental en el proceso clasificatorio. Hizo lo mismo en la Copa América del 2021, como titular en los cinco partidos y como autor de un golazo en el 1-1 ante Brasil, el anfitrión. Alfaro, un especialista en dar discursos sensibleros, ¿le habrá dedicado, al menos en privado, algunas palabras de agradecimiento a Mena?

Un sueño arruinado

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La realidad es que en la práctica Alfaro no fue grato con alguien que le dio tanto. El argentino le arruinó a Mena el sueño de jugar en la Copa del Mundo. Lo mantuvo como suplente en las tres contiendas de la fase de grupos. No lo alineó en el 2-0 sobre Qatar y tampoco en el empate 1-1 con Países Bajos. Tan cerca y tan lejos, a la vez, el anhelo de Mena fue destruido porque nunca entró a la cancha, cortesía de su adiestrador.

Y en la despedida sin osadía y con exceso de precauciones ante Senegal, para mejorar el mediocampo de Ecuador “sin brillo y sin ideas”, según la descripción del diario Marca, Alfaro ordenó el ingreso de Jeremy Sarmiento, quien hizo lo mismo que en sus dos presentaciones previas: nada. ¿Y Ángel Mena? El jugador con los rasgos futbolísticos más parecidos a los de un número 10, entre todos los 26 de la delegación, fue condenado a la suplencia eterna. No hay justificación para esa postergación.

Pocas semanas antes del comienzo del Mundial Alfaro, con una cursilería, no con un razonamiento técnico, argumentó la causa de llamar a microciclos a cuatro arqueros, en lugar de tres: “Yo sentía que les iba a fallar como hombre, no como entrenador, porque sentía que era un acto de injusticia”.

A la hora de la verdad, a quien le falló el entrenador fue a Mena. Él sí sufrió un doloroso e irreparable “acto de injusticia”. Desvivirse en las eliminatorias le sirvió solo para llegar hasta la banca de reservas en Qatar. Mientras, Kevin Rodríguez enamoró futbolísticamente a Alfaro con solo actuar 27 minutos en el último amistoso de preparación. Algo digno de Superman le vio el argentino al atacante del Imbabura, de la serie B, porque lo incluyó en la lista definitiva. Y al novato le fue mejor que a Mena, porque con un ‘proceso’ de menos de media hora Rodríguez hasta jugó en la Copa del Mundo.

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Nadie dice nada

¿Alfaro llamará otra vez a la Selección a Mena? ¿Con qué cara lo convocaría? El mediapunta del León, que cumplirá 35 años el 21 de enero, ha tenido una grandeza notable: no se ha quejado, no ha reclamado, públicamente no ha dicho nada de su postergación mundialista. Alfaro tampoco ha hablado.

La última vez que lo hizo fue el 29 de noviembre pasado, tras la caída ante Senegal. En la rueda de prensa Alfaro ofreció una declaración verborreica al ser consultado sobre su continuidad. La Tri, más importante que el destino laboral de un empleado de la FEF, pasó a un segundo plano. ¿Era el momento para ser el centro de atención y para sembrar dudas sobre su renovación?

Al parecer, Alfaro no revelará nunca el motivo por el cual se olvidó de Mena en Qatar (o tal vez habrá labia tipo bla, bla, bla, más alguna palabra rebuscada). La Selección es “el equipo de todos” solo para fines comerciales y publicitarios de la FEF y sus socios. Cuando se trata de esclarecer hechos como el de Mena los directivos y cuerpo técnico se sobran: asumen que no tienen porqué dar explicaciones a nadie. ¿De “todos” o solo de ellos?

Un mes y medio después nadie dice nada desde la Federación. Preocupados en que el DT firme un nuevo contrato, no se conoce si ya el argentino presentó un informe al membrete llamado Comisión Nacional de Selecciones y si hay algún párrafo dedicado a aclarar el desaire a Mena. (O)