Hoy, mirando el cuerpo inerte del deporte guayaquileño, solo queda acudir a la memoria para traer al recuerdo los grandes instantes triunfales que vivimos cuando éramos la primera potencia deportiva de Ecuador y nos miraban con asombro en lo internacional al contar que con sumas insignificantes, con el solo esfuerzo directivo conseguíamos títulos fuera de nuestras fronteras.