Quienes decidieron las demoliciones de inmuebles históricos como el estadio Ramón Unamuno y la Piscina Municipal desconocían -y si lo sabían no les interesó mucho- que desde 1972 la UNESCO define como “inestimables e irremplazables” a los bienes culturales tangibles. En el 2018 la arquitecta colombiana María Camila Chaparro, con maestría en Gestión Cultural obtenida en la Universidad de Barcelona, complementó así el concepto citado líneas arriba: “representan un testimonio y simbología histórico-cultural para los habitantes de una cierta comunidad”.