Una nota de prensa dice “Enner Valencia se reconcilió con la afición en el aeropuerto, antes de volver a Brasil para reincorporarse al Inter de Porto Alegre”. Al revés, la afición se reconcilió con él. Enner nunca silbó ni abucheó a los hinchas. Lo que uno se pregunta, a distancia, es por qué el público ecuatoriano reprobó al máximo goleador de la historia de su selección. ¿Porque no pertenece a Independiente del Valle…? ¿Porque nunca jugó en Liga de Quito…? ¿Porque no es quiteño…? Enner Valencia es, desde hace mucho tiempo, “la delantera de Ecuador”. Él solo. Sus 42 goles tienen un mérito notable: ha convertido 5 en Mundiales, 10 en Eliminatorias y 5 en Copas América. Y es el farolillo rojo para las defensas rivales. El segundo artillero histórico, -el Tin Delgado- ya quedó 11 goles atrás. Y de los actuales seleccionados, le sigue Ángel Mena con 8. Mena y Valencia no son queridos, tienen demasiado olor a Emelec.

El tremendo golazo de cabeza a Perú (precioso centro de Alan Franco) es una muestra de que no necesita que le den la bola servida para empujarla. Pero el mérito de Enner se multiplica porque convierte en un equipo con escaso poder de fuego. Este Ecuador marcó apenas 5 goles en la Copa América (tres de ellos a la débil Jamaica) y lleva sólo 6 en ocho cotejos en la presente clasificatoria. Pero, además, es una formación donde los volantes casi nunca llegan al gol. Ni pisan el área. O sea, no acompañan al delantero. Enner nunca está rodeado de compañeros ni tiene cerca otro punta con quien tocar. Y es, además, una selección con poquísima creatividad en tres cuartos de cancha. Se basa en sus sensacionales defensas, que empujan a todos desde atrás, pero no hay un cerebro conductor, un 10 abrelatas que genere jugadas para los atacantes o ponga pases filtrados. Y esto viene de hace tiempo. De allí el valor triple de los goles de Enner Valencia, el Llanero Solitario de Ecuador.

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Un punto notable es que tiene un promedio de gol de 0,31 a nivel de clubes y otro muy superior en cuanto a selección: 0,46. No se le puede endilgar que “deja todo en su club y no se brinda en la Selección”. Es exactamente a la inversa. Y esto, sin contar que la intimidante presencia de Enner obliga al adversario a dejar siempre dos atrás para custodiarlo.

En el Premundial para Corea y Japón 2002 Agustín Delgado estaba en esplendor, al punto de ser el máximo anotador de la competencia junto a Hernán Crespo con 9 tantos. Pero entonces el Tin tenía alrededor un círculo virtuoso: Kaviedes, Aguinaga, Édison Méndez y Ulises De la Cruz, que subía en todas jugadas y participaba de las maniobras de ataque. No estaba solo, le generaban juego.

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En una entrevista que le hicimos en Montevideo en el año 2000, el fabuloso Alberto Spencer hizo un comentario muy hidalgo: “Debo ser sincero, como se juega hoy yo no hubiese podido hacer tantos goles. En los tiempos del gran Peñarol, Abbadie, Joya, Pedro Rocha, todos jugaban para mí. Yo sólo tenía que estar adentro del área y definir. Hoy el 9 casi no existe, y si existe juega sólo, le es más difícil llegar a la red”. Tal cual lo que le pasa a Enner. Pese a ello, lleva 42 goles con la camiseta nacional, marca que quizás tarde décadas en romperse. Y cercano a los 35 años aún tiene cosas para decir, puede que llegue a los 50 goles con la Tri.

Morbo. Si la hinchada ecuatoriana denostó a su goleador ante Perú, ¿cómo recibirá a Gustavo Alfaro…? El 10 de octubre Ecuador tendrá una prueba muy dura ante el renovadísimo Paraguay, que llega nadando en un mar de entusiasmo. Alfaro ya casi es un ídolo con apenas dos partidos en la Albirroja.

Sin liderazgo. Paulo Silas, el exvolante ofensivo de São Paulo y San Lorenzo, bimundialista con Brasil en 1986 y ‘90, en una magnifica entrevista con ESPN, dio fuertes definiciones sobre la Canarinha: “No tenemos liderazgos, no tenemos un 10, Neymar es un líder técnico, no espiritual, pero sigue siendo nuestra esperanza. Vinicius se esfuerza, pero no pasa nada. Si vamos así al Mundial no pasamos la primera fase”. En perfecto español y con claridad analítica, el excampeón de la Copa América 1989 fue contundente: “Falta a los jugadores brasileños que entiendan lo que es vestir la camiseta verde y amarilla”.

Polémico. A propósito de Vinicius, ayer, en su columna del diario ABC, de Madrid, Juanma Rodríguez, panelista de El Chiringuito, tituló: “Ojalá Arabia nos libre de Vinicius”. Y sigue fuerte en el cuerpo de nota: “Puesto que no ha servido de nada llamarle mono hijo de puta cada dos por tres, recemos para que llegue alguien... 200 millones y le ponen un lacito”. Ya se ha instalado en el entorno del Real Madrid que sería muy oportuno un pase importante y que deje libre la punta izquierda para Mbappé, quien, no hace falta ser una eminencia para captarlo, no se halla como delantero centro. Así como lo marcó Paraguay, a muerte, casi con odio, así lo marcarán al puntero brasileño de ahora en adelante, En España, en Europa y en Sudamérica.

* Cero. Así como Bolivia fue el único e impensado competidor que logró los seis puntos en la doble jornada eliminatoria, Chile también fue el único que no sumó: dos derrotas dolorosísimas ante Argentina y Bolivia. “Puede venir Guardiola y será lo mismo”, dicen en Santiago sus exglorias. Los históricos de la Roja salvan a Gareca y cargan contra la pobreza de los jugadores actuales. En los últimos seis años desfilaron Reinaldo Rueda, Martín Lasarte, Eduardo Berizzo, ahora Gareca y con todos fue lo mismo: la Roja se hunde. Para buena parte del ambiente, si Chile perdía con Bolivia, se tenía que ir el Flaco. Pero el técnico no piensa dar un paso al costado. Y despedirlo costaría una verdadera fortuna a la federación. Para peor, en la doble fecha de octubre debe enfrentar al necesitado Brasil adentro y a Colombia en Barranquilla. Terrible.

Récord. Chile llevaba exactos once meses sin marcar un gol oficial hasta este último tan polémico que le marcó a Bolivia, que tampoco sirvió para sumar. Si el arquero Carlos Lampe no se rompía el talón de Aquiles y caía desplomado, Eduardo Vargas no habría podido anotar y La Roja seguiría en cero con la red.

Críticas. Marcelo Bielsa, técnico de Uruguay, no corre peligro en su puesto. No obstante, de la felicidad nacional que había despertado en sus inicios en la selección oriental se pasó ahora a una ola de críticas, tras sumar sólo dos puntos, producto de dos 0 a 0, ante Paraguay y Venezuela. “La actuación de la Celeste ante Venezuela fue preocupante y se suma a varios rendimientos irregulares consecutivos, que empiezan desde la derrota con Colombia en la Copa América, pasando por el partido por el tercer puesto en Estados Unidos contra Canadá y siguiendo por el empate a cero contra Paraguay”, escribió el colega Juan Pablo Romero en el diario El País tras la igualdad en cero ante la Vinotinto. “Bielsa se ha transformado en una mezcla de Tabárez y Carrasco que asusta”, escribió un tuitero: “Tiene la tozudez del Maestro y la soberbia para dirigir de Juan Ramón”.

Por ahora, el mapa de la infelicidad lo componen Brasil y Chile. Pero hay otros en lista de espera… (D)