“No quiero ningún jugador que no quiera estar aquí”. Temporada tras temporada, Pep Guardiola repite la frase cada vez que se abre el mercado de pases y le preguntan si es cierto que Gundogan está en tratos con el Barcelona, si Bernardo Silva desea irse al PSG o si Cancelo preferiría el Bayern o la Juventus. Es parte de la fórmula del éxito del mejor técnico de la historia de este deporte: compromiso máximo de sus dirigidos, si no es así, ahí está la puerta. Se llame Haaland, De Bruyne o Rodri. Y hayan costado lo que hayan costado.