La situación del arbitraje ecuatoriano se ha complicado, tanto por sus malas actuaciones como por las revelaciones contenidas en los dichos de los actores. Todas develan un estado grave. Al momento, el tema arbitral posee un karma pesado y si no se toman medidas urgentes, que permitan transformación, el caos será infranqueable; y por todo lo visto y escuchado en los últimos días, el arbitraje seguirá sumido en el engaño de un orden establecido, ahí donde nada es previsible, para así conseguir los resultados.