En estos días de encierro, que espero terminen pronto, nos queda siempre tiempo para el recuerdo. Viendo fotos viejas del deporte tropecé con una de la delantera de Chacarita Juniors, el equipo que nació en mi barrio de La Victoria hace 76 años, y comenzó a desenrollarse el carrete de la memoria. Me vi en la esquina de Clemente Ballén y Quito, junto a mi gallada de chiquillos, esperando el bus que nos ponía el club con entrada y todo, y que nos llevaba al estadio Capwell, justo al pie de la casa donde vivía uno de los nuestros, Lucho Baidal Yépez, de cuyo deceso me informaron hace unos días. Se fue dejándonos un montón de recuerdos. No le gustaba el índor, que jugábamos con pelota de trapo. Se iba al patio de la escuela García Moreno, que estaba diagonal a su casa, para aprender básquet.