Jordi Cruyff -esperado este jueves en Quito- argumentó que se marchó a Barcelona, en marzo pasado, porque la pandemia del coronavirus lo forzaba, por cuestiones familiares, a marcharse del país. No obstante, el directorio de la Federación Ecuatoriana de Fútbol no autorizó el viaje del entrenador de la Selección. La venia para marcharse la recibió de quienes el neerlandés reconoce como sus "jefes", como llama a Francisco Egas y Antonio Cordón, en ese entonces presidente no removido y director deportivo de la FEF, respectivamente.