Ni el lanzamiento de la primera bomba atómica, hace casi 75 años, produjo tanto estruendo como la divulgación de la auditoría hecha por PKF a las cuentas de Barcelona, sobre las que se tejieron tantas versiones durante los últimos cuatro años y medio. La primera idea la dio José Francisco Cevallos al asumir en octubre del 2015 al declarar que existía una crecida deuda y que iba a ordenar una auditoría en nombre de la “transparencia” de su gestión.