Jugó solo medio centenar de partidos con Barcelona y marcó 29 goles. Un corto lapso que para las mediocridades extranjeras que juegan hoy con la divisa oro y grana sería intrascendente. Quedarían perdidas en la desmemoria de lo inútil y banal, sobre todo en quienes vivieron épocas gloriosas del equipo de barrio que se elevó a la cima del amor popular.