No corean, no se mueven, y la mayoría viste los colores incorrectos. Ni siquiera son reales. El Dinamo Brest, campeón defensor de la liga bielorrusa de fútbol, ha empezado a llenar las tribunas de su estadio con maniquíes vestidos con camisetas de diferentes clubes y con el rostro de “aficionados virtuales” que compraron boletos en línea.