Cuando pasó su época de esplendor en el fútbol decidió irse en silencio y dedicarse a terminar su carrera de ingeniero civil, lo que logró en un tiempo en que la Universidad de Guayaquil era un centro académico de gran exigencia. Para llegar a sus aulas había que rendir un exigente examen de ingreso, pese a la buena formación que se traía desde el colegio.