Jordi Cruyff fue presentado como nuevo entrenador de Ecuador el pasado 13 de enero en un acto pomposo, entre declaraciones rimbombantes. Se habló de “proyecto serio”, “plan ambicioso”, “Ecuador será potencia mundial”, “Programa 2030”, etcétera. Luego de casi cinco días en Ecuador, “el hijo de Cruyff” regresó a España. Se anunció que volverá en los primeros días de febrero. Y ahí surge el primer asombro: un técnico que no conoce el medio, a quienes serán sus jugadores ni a los rivales, no sabe cómo son las eliminatorias sudamericanas, que fue designado excesivamente tarde, ya sin tiempo para ningún ensayo, ¿se va por veinte días a España…? Parece broma.