Ramón Souza Duarte integra una lista de lujo: la de los más formidables arqueros foráneos que han llegado al fútbol de Ecuador. Vino hace medio siglo contratado por Emelec para cubrir el lugar de otro charrúa, Eduardo García, que atajó como azul en 1968 y 1969, antes de regresar a Uruguay. Y Souza Duarte se fue del club eléctrico, al que defendió en 1970 y 1971, porque el Ñato retornaba para 1972. El golero que transmitía una sensación de ser imbatible, que era sobrio para jugar y para vestir (casi siempre de pantalón largo, guantes de la época, que parecían más de motociclista que de arquero, y con una espacie de boina), se fue a escribir su historia en Liga de Portoviejo, donde no lo olvidan. Pero fue en Ambato donde su recuerdo se hizo eterno porque Souza Duarte, con Técnico Universitario, casi fue campeón y desde el fondo lideró a equipos sensacionales que clasificaron dos veces a Copa Libertadores. En octubre vino como invitado especial de los dos clubes universitarios y el martes pasado, en entrevista telefónica con este Diario, dijo que no le molesta que lagunos lo recuerden más por el gol de chilena de Víctor Ephanor, en el tercer partido final de 1980, que fue para Barcelona, que por lo que tapó.