A treinta años de su debut futbolístico, a Roy Keane le costaría jugar hoy. Centrocampista enérgico y ganador, sin duda, aunque su grado de crispación y brutalidad no encajarían en el reglamento actual ni en la forma civilizada en que se entiende ahora el juego. No obstante, mientras reinó la estulta permisividad arbitral, fue capitán del Manchester United y de la Selección de Irlanda. Si en el presente creemos que Sergio Ramos es un zaguero duro y bravucón, es porque no recordamos o no hemos visto bien a Roy Keane, un cuerpo infestado de violencia. Aparte, fuera del campo, Ramos es un sujeto sociable, hasta simpático.