El premio The Best de la FIFA no tuvo sorpresas: Messi se impuso, como es habitual, entre los jugadores, los entrenadores y el público. Y perdió (también es un clásico ya) con los periodistas. Igual ganó cómodo. Fue lógico, tuvo otra temporada buenísima, en juego y barnizada con 54 goles. En cambio, el Balón de Oro de France Football viene con novedades. Para empezar, por primera vez desde 2011 Neymar ni siquiera aparece entre los 30 nominados. Y esto no lo pudieron arreglar ni Nike ni sus representantes ni las redes sociales que lo promueven. Sencillamente, no fue su año, y es una pena, seguimos creyendo que se trata de un jugador potencialmente fabuloso. Difícil reunir en un solo envase tantas aptitudes técnicas, físicas y creativas. Está todo el fútbol en su cuerpo; el problema es la cabecita… También es difícil dilapidar tanto talento con semejante regularidad. Siempre pensamos: si se pusiera serio… Y al año siguiente lo mismo. Y al que sigue. Un dato es revelador: de los 126 partidos que disputó el PSG estando él en el club, Neymar solo jugó en 63, el 50 % exacto. El resto estuvo lesionado o suspendido.