No pasa un solo día –ni pasará– sin que Antonin Panenka reciba el homenaje de todos los futbolistas de la tierra. En cualquier cancha del mundo, en la final más esperada o en un partidito barrial, en un juego de futsal o en el patio de un colegio, alguien en este mismo instante está intentando hacer un gol “a lo Panenka”.