“Liga juega con altura”, dice un eslogan marketinero. Futbolísticamente, no lo honró. No solo fue la peor derrota de su historia como local en Copa Libertadores, seguramente también una de sus actuaciones más pobres, de las que desencantan al hincha, sin juego, sin garra y sin inteligencia. A merced de un Boca que redondeó su mejor partido. Nunca se sabrá –queda en el misterio– cuánto contribuyó el equipo blanco al lucimiento xeneize, pero no fue poco. Y sin pretender hacer periodismo de anticipación, el 3-0 en Quito coloca a Boca en semifinales.