El VAR se implantó, entre otras cosas, para que los árbitros no puedan inventar penales. Como el que obsequió a Flamengo el ampuloso Néstor Pitana. Pero en Sudamérica se inventó, a su vez, un antídoto para contrarrestar esa preciosa herramienta de justicia: el VAR a la carta, esto es cobrar lo que se necesita, no lo que es, intervenir si conviene. Lo que Messi denunció en la Copa América y por lo cual el mundo le cayó encima: que no hay reglas claras y se utiliza según la cara del cliente. Cuando puede perjudicar a un poderoso, no se usa.