Una foto de 1976 ó 1977 muestra a Mario Kempes pasando raudamente y con imponencia, en su estilo, entre Johan Cruyff y Johan Neeskens en un Valencia-Barcelona. Los dos holandeses del Barsa se ven impotentes para pararlo. Refleja a la perfección el juego, la pujanza y el carácter del Matador, que no preguntaba el nombre de quiénes estaban enfrente, pasaba nomás. Seguro habrá seguido una ovación, luego sonrisas. Era lo que generaba cada acción del fenomenal delantero cordobés, quien por estos días dejó Estados Unidos para pasar una semana en la tierra que más lo ama: Valencia.