Fue un gesto casi inadvertido, pero que explica muchas cosas; en el minuto 73 se produjo un cambio en el FC Barcelona: entró Arturo Vidal por Luis Suárez. Al salir el uruguayo, Ernesto Valverde intentó darle la clásica palmadita que se traduce en “bien, bien, Luis…” Pero el Pistolero lo obligó a más, buscó darle un abrazo al entrenador que acababa de sacarlo.