Amenazante, el representante del futbolista lanza sobre la mesa la frase perentoria: “Si no juega me lo llevo”. El club, presionado, deberá resolver. Tendrá que mediar con el entrenador y ver. No importa el nivel de juego del futbolista, el técnico lo tiene que poner igual, si no, hay tormenta. Es una pintura del fútbol actual. Y se ve reflejada puntualmente en el FC Barcelona. Philippe Coutinho, el fichaje más caro de su historia (120 millones más 40 en objetivos, de los que ya alcanzado algunos, no por él), cumplió un año desde su llegada; no ha descollado en absoluto, pero al menos al principio su buena técnica comulgaba con el estilo del equipo. Y con eso iba tirando. Además, al comienzo todos somos un poco indulgentes. Sin embargo, en lugar de crecer fue bajando su rendimiento hasta un punto casi fantasmal. Y perdió el puesto con Dembelé, que ha evolucionado mucho.