“El no Futbolista de América” titulamos el año pasado, cuando llegó la hora de ser elegido el mejor jugador del año en nuestro continente. Y no es que tuviésemos nada contra Luan, el exquisito mediapunta de Gremio que levantó el premio; había sido campeón de la Libertadores, aunque su actuación global simplemente no daba para tan pomposo rótulo. Se había impuesto por encima de Paolo Guerrero y Arthur, excelentes figuras los tres, sobre todo desde la técnica individual, pero con un año discreto. Había poco para elegir, era buscar entre las piedras. No obstante, siempre tiene que haber un vencedor, siempre hay un “mejor”. Esta vez el panorama es diferente, más rico. El River campeón, consagrado en la finalísima frente a Boca, ofrece una perspectiva más amplia y abundante a la elección.