Pasó como una noticia más. Ocurrió el lunes. El siempre esperado y pomposo anuncio del Balón de Oro cruzó rápido el firmamento noticioso. Pocos se detuvieron en él. Le faltó gancho. No tuvo la rimbombancia de lo que se aguarda con expectación porque el nombre del vencedor ya se había filtrado (algo que los organizadores deben guardar bajo siete llaves). Y porque el futbolista es irreprochable, pero el personaje no conmueve. El croata Luka Modric hilvanó otra perla más en su collar 2018: es el nuevo Balón de Oro que entrega la revista France Football. Ya había ganado el Balón de Oro del Mundial, el premio a mejor Jugador de la UEFA, el The Best de la FIFA, las distinciones como Mejor Jugador de la Champions, Mejor Centrocampista (ambos de la UEFA), Mejor Constructor de juego del mundo, que otorga la IFFHS, y algunos más, menores.