Junto al lema de “la desaparición más triste” se exhibe en el Museo del Fútbol, en Sao Paulo (Brasil), una réplica del trofeo Jules Rimet, cuyo original era entregado desde 1930 y cada cuatro años a la selección monarca mundial y que finalmente reposó en manos de la Confederación Brasileña (CBF) luego de que el equipo de Pelé se alzó en 1970 con su tercera Copa en cuatro ediciones. Trece años más tarde, la presea representada por la figura de Niké, diosa griega de la victoria, fue robada y, aunque hubo conjeturas, no se supo más de ella.