“El Mundial ya había empezado, pero se jugaba en otras canchas porque el estadio Centenario todavía no estaba terminado. El 18 de julio, día de la inauguración del moderno coliseo, se enfrentaron Uruguay y Perú. El público entró en tropel, con gran entusiasmo, pero el cemento en algunas partes aún estaba blando y los hinchas se divertían escribiendo sobre las tribunas leyendas como ‘Viva Uruguay’, ‘Dale Peñarol’... Dibujaban con el dedo sobre el concreto fresco un corazón y le ponían ‘Pepe y Luisa’, cosas como esas...”.