Quienes construyen una nación son sus propios hijos; esos hijos que reciben educación elemental desde su infancia; esos hijos que al ir creciendo en edad van conociendo el entorno moral del estilo de vida de la tierra que los vio nacer. Esos hijos que llegan con alma blanca y principios edificados en el hogar, en los establecimientos educativos y en la universidad del pueblo son los que enaltecen a un país en toda su esfera de vida.