Se puede brillar con fuerza, marcar cuatro tantos y terminar silbado por una parte de tu propia hinchada: es lo que le ocurrió a Neymar el miércoles contra el Dijon (8-0), después de no haber permitido que Edinson Cavani tirara un penal, que podría haber permitido al uruguayo fijar un nuevo récord de goles en el club.