Barcelona y Real Madrid representan la cima del fútbol a nivel de club. Son tan poderosos, han adquirido tal dimensión que casi han desnaturalizado la competencia al punto de que los otros se pregunten “¿para qué jugamos?”. El Atlético de Madrid logró arrebatarles una liga en 2014, que en realidad no debió ser, pues en el último instante del último partido el juez anuló un gol legítimo del Barça que le daba la corona. Como sea cortó la hegemonía de años de los dos gigantes (ganaron doce títulos de trece).