La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) es, por largo, la entidad más desacreditada del deporte nacional, pese a los certificados de ‘buena conducta’ que dicen haber recibido de la FIFA (¿Y quién le cree a la FIFA después de los escándalos de corrupción?). La gente que sigue el deporte se pregunta cómo y con qué autoridad pueden haberse hecho de los cargos directivos los mismos que por 17 años guardaron silencio y nunca vieron nada irregular en la administración de Luis Chiriboga y con su silencio cómplice (también el de algunos periodistas) lo dejaron hacer y deshacer a su antojo y tejer la trama de corrupción.