La Copa América 2015, dirimida en Chile, fue jugada hasta su final con férrea marca; los niveles técnicos en lo individual y colectivo fueron superiores a las anteriores ediciones. Brillaron jugadores hoy tentados por equipos europeos; se va afianzando la lógica de que el equilibrio futbolístico es mínimo en lo mental, táctico y físico entre las naciones sudamericanas y qué decir de la hinchada, que es el alma por su emotividad y asistencia.