Carlos Pérez Guartambel ha dirigido y asesorado varias organizaciones indígenas, ha sido mediador, concejal de Cuenca (1996-2000), presidente del Sistema Comunitario de Agua... Ahora tendrá a su cargo a la filial de la Sierra de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie): la Ecuarunari. Se considera un indígena quichua, porque domina la lengua de sus padres, que como sus ancestros fueron colonizados por los españoles en lo que hoy son las parroquias cuencanas de Tarqui y Victoria del Portete. Tiene 44 años, es viudo y cuida de sus dos hijas Ñusta y Asiri. Es saxofonista y licenciado en Ciencias Políticas y Sociales; doctor en Jurisprudencia y abogado. Es especialista en Derecho Penal y Justicia Indígena.
¿Qué cree que fue lo que lo llevó a la presidencia de la Ecuarunari?
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La confianza generada a las bases comunitarias en una lucha que no es de ahora sino de dos décadas en una resistencia que no es fácil, con encarcelamiento por defender el agüita y resistir a la megaminería metálica.
¿Se siente un perseguido político?
Mejor juzgaría la opinión el pueblo, no obstante por disentir al Gobierno del economista Correa he tenido amenazas, diatribas en las cadenas nacionales, detenciones y condenas.
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¿La lucha contra la intención del Gobierno de permitir la explotación minera en Quimsacocha, que incluso le valió un juicio que terminó con una sentencia en su contra y ocho días de cárcel, le dan mayor notoriedad y fuerza en las comunidades indígenas y campesinas de todo el país?
Podría ser aunque no la he buscado, el régimen acólito de multinacionales mineras han pretendido arruinarnos y lejos de arrodillarnos nos ha permitido levantar una propuesta, que ha tenido sintonía en las bases del movimiento indígena y otros sectores sociales del país.
En su defensa hay un discurso, podríamos resumirlo en “agua u oro”.
Es la disyuntiva que el Ecuador bebe definir sensatamente: queremos vivir con migajas de oro que caigan de las transnacionales facinerosas, pero en un desierto sedientos de agua y justicia o apostamos por la concreción del sumak kawsay, un pueblo en fraternidad, respeto y abnegación con la naturaleza con abundante agua pura, viva y libre.
¿Con ese mismo discurso gobernará en la Ecuarunari?
No hay motivo para cambiar, solo que la responsabilidad es mayor, la minga social demanda de más sacrificios y susceptibles de equivocarnos y caernos, mas el desafió será levantarnos y jamás detenernos.
¿Cuáles son los objetivos que impulsará desde su nueva designación?
Consolidar el movimiento indígena con una fuerza de unidad, sintonizando, interpretando y sintiendo las necesidades y aspiraciones de mis hermanos runas y el pueblo pobre y explotado, radicalizar la resistencia como único camino a la supervivencia.
En otros sectores del país también se lucha contra la intención minera. ¿Allí también propondrá una lucha de resistencia?
El capitalismo con sus tentáculos del extractivismo, desarrollismo y mercantilización se ha globalizado a pretexto del progreso y la fe ciega de tecnicismo y cienticismo, así hay que globalizar la resistencia con la orientación de los mayores y la sabiduría de los pueblos milenarios.
¿Cómo será esa lucha, con paralizaciones o se buscarán otro tipo de acciones?
La resistencia a desaparecer y ser exterminados afinará las acciones a veces cerrando carreteras para abrir avenidas y como toda epifanía de resistencia que debe ser alegre, con amor, con sentimientos; activaremos la resistencia, derecho irrenunciable de los pueblos.