AMBUQUÍ, Imbabura.- Fabián Palacios es un afroecuatoriano emprendedor y visionario del Valle del Chota, asentado en medio de unas montañas áridas en el norte de la provincia de Imbabura. En su pequeño terreno sembraba una variedad de cultivos para mantener a su familia.Pero desde hace tres años, Fabián introdujo a su terreno la tuna, una fruta de clima tropical seco que se desarrolla de buena forma en estos áridos terrenos. Lo hizo al ver cómo con ese producto sus vecinos daban colorido a terrenos que por años permanecieron abandonados.Palacios se integró a la Asociación Labrando el Futuro, de la comunidad de El Juncal, organización conformada en el 2007 con el fin de integrar a los tuneros (productores de tuna) de la zona. Ahora, este hombre dice estar dichoso porque, sin una gran inversión, desde hace unos tres meses comenzó las primeras cosechas de tuna y por cada kilo obtiene $ 1,50.“Es un precio bueno si se considera que la inversión es mínima y el cuidado no es de mucho trabajo. La producción de una hectárea está entre las 1.000 y 1.200 cajas, de 20 kilos cada una”, refiere.Fabián es parte de las más de 250 familias de El Mirador de Juncal, Chalguayacu, La Esperanza del Chota, Tumbatú, San Vicente de Pusir, Mascarilla, entre otras comunidades de la cuenca de los ríos Mira y Chota, quienes siembran unas 200 hectáreas de esta fruta del género de las cactáceas.Por la rentabilidad, varios comuneros de estos sectores han reemplazado los cultivos tradicionales de fréjol, tomate y caña de azúcar, por los cactus que producen las tunas.Las especies que más se cultivan son las de tipo blanca y amarilla. La primera es la más solicitada porque el jugo, la mermelada y las ensaladas tienen un sabor más apetitoso, según los consumidores. Meses atrás se montó una planta procesadora y envasadora en donde se empacan las tunas en diversas presentaciones.Ese local se construyó en la parte alta de la comunidad El Chota, gracias a un convenio entre el Gobierno Provincial de Imbabura y el Fondo Ítalo-Ecuatoriano, quienes impulsaron el proyecto denominado Producción e Industrialización de la Tuna para Mejorar las Condiciones de Vida de la Población Afrochoteña.La iniciativa, cuya inversión bordeó los $ 317.000, según la Prefectura, ha brindado resultados halagadores para todas las familias vinculadas.No obstante, aún se busca mejorar la parte técnica del cultivo. Para eso se espera a profesionales mexicanos y colombianos, expertos en la cosecha y elaboración de derivados.A lo largo de cinco años, la Federación de Comunidades y Organizaciones Negras de Imbabura y Carchi, el Centro de Investigaciones Familia Negra (Cifane) y el Proyecto de Desarrollo de Pueblos Indios y Negros también se vincularon con el plan. José Chalá, representante del Cifane, afirma que la potencialización del cultivo y producción de la tuna es una forma de reconquistar los orígenes de la población afrochoteña, asentada en esta localidad, a partir del siglo XVI.“Esta acción tiene un gran significado de desarrollo y recuperación del territorio, en donde se encuentran asentados cerca de 25.000 habitantes”, señala José. Mientras el antropólogo Óscar Chalá, su hermano, dice que el proyecto de la tuna se desarrolló conociendo que un gran porcentaje de la tierra del Valle del Chota no tiene acceso al agua de riego, indispensable para otros cultivos.“La tuna ha sido una buena opción productiva y económica. La utilización de mano de obra y agua para riego es escasa. Esto se complementa con el precio que en ocasiones está mejor que el tomate y fréjol. Además, se ha dicho que por el clima la fruta es mejor que la de Loja, Manabí o incluso la que se siembra en Colombia”.Según informes técnicos, la tuna que se produce en el Valle del Chota es una de las de mejor calidad del continente, pues su grado de acidez fluctúa entre 25 y 28 grados, mientras que la de Perú, el mayor productor de la región, registra una fruta con un grado de acidez de 22.Chalá espera que esto se siga consolidando con el apoyo por parte de los organismos estatales que otorgan créditos.“Esperemos que dejen de ver al Valle del Chota como una zona roja. Se piensa que la gente es mal pagadora, que los productores son vagos, que no tiene iniciativas y por ello no son sujetos de crédito. Y eso no es cierto. Eso es parte de una condición de exclusión, discriminación de racismo institucional hacia las comunidades afroecuatorianas”, cita.Ubicación Valle del ChotaEl Valle del Chota tiene clima cálido y allí se asientan 38 comunidades de afroecuatorianos. La mitad de ellas tienen sembríos de tuna.","isAccessibleForFree":true}
AMBUQUÍ, Imbabura.Fabián Palacios cuida los cactus que producen la tuna. Él forma parte de las centenares de familias que sacan provecho de esta fruta cetácea, que se reproduce de buena forma en los áridos terrenos. Foto: redaccion
Carlos Armas AMBUQUÍ, Imbabura.- Fabián Palacios es un afroecuatoriano emprendedor y visionario del Valle del Chota, asentado en medio de unas montañas áridas en el norte de la provincia de Imbabura. En su pequeño terreno sembraba una variedad de cultivos para mantener a su familia.