Con la nueva bandera libia ondeando en la sede de Naciones Unidas, el líder del gobierno interino de ese país, Mustafá Abdeljalil, agradeció a las naciones que contribuyeron al "éxito de la revolución libia", que, reveló, dejó al menos 25.000 muertos.

A casi un mes de la caída de Trípoli, la ONU y los líderes mundiales se comprometieron con el jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT) a ayudar al nuevo gobierno a conquistar el territorio libio que todavía queda en manos de los seguidores de Gadafi, a reconstruir el país y a organizar unas elecciones.

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Obama: libres del tirano
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, encabezó la bienvenida de las Naciones Unidas a los líderes libios que derrocaron a Gadafi, pero advirtió que la OTAN continuará con los ataques aéreos mientras la población civil siga "amenazada".

"Hoy los libios escriben un nuevo capítulo de la vida de su país. Tras cuatro décadas de tinieblas, pueden manifestarse en las calles, libres del tirano", manifestó Obama durante el encuentro de Abdeljalil con los "amigos de Libia".

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Seis meses después de la aprobación de la resolución 1973 de la ONU autorizando el empleo de la fuerza en Libia para proteger a la población civil, y cerca de un mes después de la huida de Gadafi frente al avance de los rebeldes, apoyados por los bombardeos de la OTAN, el mandatario estadounidense aseguró que "son los libios los que liberaron Libia".

Pero, "a la vez, Libia representa una lección sobre lo que la comunidad internacional puede conseguir cuando actúa unida", añadió en una poco velada alusión a la invasión de Irak en el 2003, que le valió a su predecesor en el cargo, el republicano George W. Bush, acusaciones de unilateralismo.

"No podemos y no debemos intervenir cada vez que existe una injusticia en el mundo (...), pero esta vez era diferente. Esta vez, hemos encontrado el valor y la voluntad colectiva para actuar", celebró.

Tras encontrarse por primera vez con el número uno del CNT, Mustafá Abdeljalil, en la sede de la ONU en Nueva York, Obama instó a la celebración de "elecciones libres y justas" al término de la transición, sin mencionar, sin embargo, ningún plazo.

Cuando en Libia continuaban las batallas por el control de algunas ciudades, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró que "la primera prioridad debe ser la paz y la seguridad" y Obama instó a los leales a Gadafi a deponer las armas.

El presidente francés Nicolas Sarkozy, quien reafirmó que los socios de la coalición permanecerán en el país "para hacer el trabajo mientras los revolucionarios libios lo necesiten".

Sarkozy: Gadafi será juzgado
"Tengan la valentía de perdonar (a los miembros del régimen de Gadafi)", dijo a los libios. Y agregó: "Cuando ustedes cesen" los combates, "Gadafi será juzgado".

El mandatario galo dijo tener "confianza en el futuro de Libia" y advirtió de que "habrá altibajos, pero nadie puede dar la espaldas a quienes han conseguido su libertad con las armas en la mano".

Además, señaló que la acción en Libia y la intervención de la ONU en Costa de Marfil este año deberían ser un aviso para otros líderes dictatoriales. "Nosotros, los países europeos, toleramos regímenes que nunca debimos haber tolerado", admitió.

Por su parte, Abdeljalil reveló en la cumbre que la revolución había dejado 25.000 "mártires" y al menos 50.000 heridos durante los ocho meses de lucha.

El líder de la CNT prometió que la nueva Libia será una democracia "vibrante" que respetará la paz y la seguridad regionales.

Obama y Ban Ki-moon, que tuvieron reuniones privadas con el nuevo dirigente libio, le urgieron a poner fin a los abusos contra los africanos negros en su país, acusados de haber apoyado a Gadafi, quien sigue en paradero desconocido y de quien cree Adbeljalil que todavía no ha abandonado Libia.