El FC Barcelona dio una demostración de fútbol... ¡Una vez más! Su capacidad se basa en un grupo de futbolistas que vienen tocando el balón juntos casi desde que nacieron. Siguen tocando cuando se encuentran en la cancha y lo seguirán haciendo porque está en su ADN. Juegan como todos hemos jugado en el calentamiento: un par de “bobos” al medio y los demás divirtiéndose a su alrededor. Y eso lo hacen con los adversarios, juegan como se divierten.
Pero el Manchester United les hizo la vida fácil desde el inicio. ¡Qué absurdo alinear cinco jugadores ofensivos! Pensaban presionar a la defensa catalana y así evitar su salida. Contra gente que sabe tocar y circular el balón eso no tiene sentido. Y luego esos cinco debían volver apurados, siempre de espaldas, sin colocación a cumplir un rol de marca para el cual no están preparados. No había que caer en los excesos ultradefensivos de José Mourinho (aunque es el único que le ha ganado dos torneos al Barcelona en estos años) pero sí poner una media cancha con oficio de marca y de ahí lanzar a tres ofensivos. Fracasó Alex Ferguson.
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Con tanto éxito y sutileza en el juego, el Barcelona ya está en la historia. Y ahora la pregunta: ¿es el mejor equipo de la historia? Superados Hungría de 1954, Real Madrid y Santos de la década del sesenta, Holanda y Alemania de 1974, Ajax y Bayern de los setenta, Liverpool de las décadas del setenta y ochenta, y Milan de los ochenta y noventa, el Brasil del Mundial de México de 1970 aparece como el gran candidato histórico para comparar.
Defensivamente (aunque no sea ninguna maravilla), el Barcelona es mejor porque se agrupa bien y tiene mejores individualidades (el Brasil era realmente muy flojo en ese sector). En ocupación de la cancha, control del balón y dominio sobre el rival, el Barcelona también es mejor porque el Brasil perdía muchos balones y había ciertos tramos (a veces largos) en que se le escapaba el hilo de los partidos.
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Pero ofensivamente la balanza se desequilibra. Ese Brasil era incomparable porque tenía todas las armas en pies de genios. Podía jugar corto cuando se juntaban Gerson, Pelé, Rivelino y Tostao, o jugar largo con Gerson (el Barça es por esencia de juego corto), jugaba por aire con Pelé (el Barcelona de cabeza es limitado), o desbordaba pegado a la raya con Jairzinho (sin comparación con Dani Alves o Pedro, obviamente).
Tenía notables y variadas pegadas de lejos (Rivelino, Gerson, Pelé). Tenía todo lo que se puede tener en ataque. ¿Resultado? El Barcelona de Josep Guardiola es más equipo. El Brasil de 1970, más contundente, impactante, invencible, pero esto es pura subjetividad, como debe ser el fútbol.