Por Jorge Barraza (jbarraza@sinectis.com.ar)
.- Roja una, aurinegra otra, dos camisetas pesadísimas, asomaron al césped del nuevo Libertadores de América y el estruendo ganó el cielo de Avellaneda. La excitación brotó automática en forma de nerviosismo, de cosquilleo, invadiendo todo el cuerpo. Independiente y Peñarol frente a frente. ¡Qué bello episodio copero! Doce títulos ganados y 16 finales disputadas sumando ambos contendientes. Cuando la Libertadores recién iba por su sexta edición, ya los dos eran bicampeones. Por ello la prensa dio en llamarlo "el superclásico de América".
Son difíciles los partidos entre rioplatenses, duros, se juegan a morir. No es cuestión de quien mueve mejor la pelotita solamente, hay harto roce, mucha conversa.
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Los Rojos, con su increíble mística internacional, generaron un bonito espectáculo y ganaron 3-0 reverdeciendo marchitos laureles. Lo de Independiente y las copas es motivo de un estudio psicológico. El equipo va último en el torneo local y su juego es lamentable, pero pisa terreno internacional y crece hasta parecerse a una afinada orquesta. Se activan, indudablemente, el compromiso con la historia, el peso de la camiseta, el orgullo por su tradición de corte internacional. Que no todos los clubes la tienen. El segundo tiempo rojo ante los mirasoles hubiese agradado hasta a Guardiola. Posesión, agresividad, buen fútbol, ritmo sostenido, presión sobre la pelota.
La noticia de la semana, sin embargo, fue la reinauguración del estadio Ciudad de La Plata (también llamado Estadio Único, pues fue levantado para albergar los juegos de los archirrivales Estudiantes y Gimnasia). El coliseo platense será el epicentro de la próxima Copa América y es un anticipo de lo que puede ser el torneo continental de julio próximo. En la ciudad de Martín Palermo y Juan Sebastián Bruja Verón se disputarán seis encuentros, entre ellos el inaugural Argentina-Bolivia del próximo 1 de julio.
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Venezuela 2007, con estadios de corte mundialista, puso alta la vara de la competencia en materia organizativa. Fue una especie de biombo que dividió la legendaria Copa América entre el antes y el ahora. Argentina no ha hecho anuncios rimbombantes, aunque ya podemos decir que veremos una copa impactante.
El Ciudad de La Plata, ya concluido y estrenado (con el choque Estudiantes-Tolima) aglutina calificativos: espectacular, sorprendente, innovador. Semeja un escenario asiático, muy moderno, con tecnología de vanguardia, cómodos palcos y cabinas para prensa e invitados y, además, 36.000 butacas individuales para que todos los espectadores estén sentados. No obstante, tendrá dos grandes atractivos:
1) El piso, que es móvil. El 30 de marzo próximo tocará allí el grupo irlandés U-2; para ello la bandeja superior, que contiene la superficie de césped, se correrá y el proscenio se montará sobre la base de cemento. Los días de partido vuelve el manto verde, que se puede retirar cuando haya lluvias continuadas para no encharcarlo. 2) Es el primer estadio techado de Latinoamérica. Solo queda libre el perímetro de la cancha. Esto le confiere una imagen fantástica, futurista.
Los estadios mundialistas de Córdoba -justicieramente rebautizado Mario Alberto Kempes- y Mendoza están siendo objeto de importantes mejoras, ampliaciones y remodelaciones y lucirán espléndidos a mitad de año. Lo mismo las canchas de Colón, en Santa Fe y Gimnasia y Esgrima, en Jujuy, donde se trabaja fuerte. El coliseo de Salta, relativamente nuevo, apenas será embellecido y acondicionado, en tanto habrá un solo escenario flamante, el de San Juan.
Aun cuando la bola rodará en pleno invierno austral, se espera una afluencia masiva a los estadios. Argentina es un destino turístico escogido por millones de extranjeros anualmente, en especial en épocas de frío. Las comunicaciones, las carreteras, la hotelería no son un problema precisamente en el país.
Buenos Aires albergará apenas un juego: la final, el 24 de julio, en el estadio Monumental de River Plate. Pese a ello, la capital del tango será el punto neurálgico de la Copa. Es que a sus muchos atractivos se unirán dos factores clave: A) El estadio de la Plata queda solo a 45 minutos, por una cómoda autopista. B) Desde su aeropuerto hay diversos vuelos diarios a las otras seis subsedes. Se puede ir el mismo día. El viaje aéreo más largo es a Jujuy, de dos horas y diez minutos.
Con la designación de Claudio Borghi, Chile repuso su cuerpo técnico y ya están los diez conductores sudamericanos designados de cara a la Copa América, que seguro tendrá un brillo inusual porque los diez del continente irán con lo máximo disponibles.
¿Mantendrá Chile el nivel que le imprimió Bielsa.? ¿Decaerá.? Es la gran incógnita que develará la Copa. Pero hay varias más: ¿Logrará Sergio Markarián darle a Perú un tinte competitivo? ¿Podrá Messi por fin ganar un torneo importante con su Selección.? ¿Será Uruguay la Selección a vencer, de acuerdo a lo visto en Sudáfrica 2010.? ¿Sorprenderá Ecuador de la mano de Reinaldo Rueda.? ¿Veremos el Brasil terrenal, el común que lució en los últimos amistosos.?
Como los estadios, como las bellezas argentinas, estos enigmas serán otro de los atractivos de la vieja Copa América.