El domingo 22 de agosto visité con mi familia la represa del lago de Chongón, desagradable es el descuido y abandono de este otrora lugar de sano esparcimiento familiar de los guayaquileños y visitantes de otros lugares.

Mantengo en mi mente el verdor de un parque que nos daba la bienvenida, pues se mantenía con regadío por aspersión; los niños y adultos podían disfrutar de una plácida permanencia en un lugar acogedor, a la sombra de verdes árboles para protegerse del sol. Para los amantes del ciclismo, la carretera a orillas del lago estaba protegida con barandas metálicas; hoy ya no existen, pero sí hay baches muy grandes a lo largo de la vía.

Ni se diga el parque, es un lugar polvoriento, no quedan rezagos del césped que existía; los árboles sin frondosidad y en deterioro; basura a orillas del lago; visitantes que ingresan con perros, y ya pueden imaginarse lo que “dejan” estos animales a lo largo y ancho del sector.

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Morir de sed teniendo tanta agua, es la frase que cae como anillo al dedo para el parque El Lago de Chongón, que agoniza sin que alguna entidad pública o privada haya tomado interés en su reconstrucción y mantenimiento adecuado.

Hago un llamado a la institución que esté a cargo de este lugar, para que tome los debidos correctivos y recuperemos este sitio que hace poco tiempo fue un lugar bello y acogedor.

Enrique Heredia Brito,
economista, Guayaquil