The New York Times .- La ceguera empezó a aumentar poco a poco en Bárbara Camp-bell cuando era adolescente, y para cuando tenía cerca de 40 años, la enfermedad ocular le había robado lo que le quedaba de vista.

Dependiente en una computadora con voz para leer y un bastón para transitar por la ciudad de Nueva York, donde vive y trabaja, a Campbell, ahora con 56 años, le habría emocionado ver algo. Cualquier cosa.

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Ahora, como parte de un experimento asombroso, puede. Hasta ahora, puede detectar el marco de su espejo, los quemadores de la estufa cuando se hace un sándwich tostado de queso y si está encendido el monitor de su computadora.

Está empezando en un proyecto de investigación intensivo, de tres años, que implica una retina artificial: electrodos implantados quirúrgicamente en el ojo, una cámara en el puente de la nariz y un procesador de video colocado en la cintura. Algunos de los otros 37 participantes que llevan más tiempo en el proyecto pueden diferenciar platos de tazas, pasto de pavimento en las aceras, así como identificar letras grandes del alfabeto y ver donde están las personas, aunque no a detalle.

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Linda Morfoot, de 65 años, de Long Beach, California, ciega durante 12 años, dice que ahora puede lanzar una pelota de baloncesto al aro, seguir a sus nueve nietos cuando corren por su sala y "ver dónde está el predicador" en la iglesia.

"Para alguien que ha estado totalmente ciego, esto es realmente asombroso", comentó Andrew P. Mariani, un director de programa del Instituto Nacional del Ojo. "Pueden tener una especie de visión".

Los científicos que participan en el proyecto dicen que tienen planes para desarrollar la tecnología que permita a las personas leer, escribir y reconocer rostros.

El proyecto, con pacientes en Estados Unidos, México y Europa, es parte de un reciente estallido de investigación, orientada a uno de los santos griales más buscado de la ciencia: hacer que vean los no videntes.

Hace mucho tiempo, ese objetivo parecía fuera del alcance, debido a que el sistema visual del ojo y el cerebro es tan complejo. Sin embargo, los avances en la tecnología, la genética, la neurología y la biología están haciendo que diversos enfoques sean más viables. Algunos, incluida la retina artificial, ya están arrojando resultados.

"Durante mucho tiempo, los científicos y clínicos fueron muy conservadores, pero, en algún momento, tienes que salir del laboratorio y centrarte en hacer pruebas clínicas en seres humanos reales", explicó Timothy J. Schoen, director de desarrollo científico y preclínico de la Fundación para el Combate de la Ceguera.

Ahora "hay un empuje real", dijo, porque "tenemos muchas personas ciegas que caminan por ahí, y tenemos que tratar de ayudarlas".

Más de 3,3 millones de estadounidenses de más de 40 años, o uno de cada 28, son ciegos o tienen una visión muy mala aun con anteojos, medicamentos o cirugía, según el Instituto Nacional del Ojo, un organismo federal. Se espera que esa cantidad se duplique en los próximos 30 años. Asimismo, son alrededor de 160 millones las personas afectadas en el mundo.

"Con una población que envejece, es evidente que será un problema cada vez mayor", dijo Michael D. Oberdorfer, quien coordina el programa de neurociencia visual en el Instituto Nacional del Ojo, que financia varios proyectos de restauración de la visión, incluida la retina artificial. La investigación amplia es importante, dijo, porque diferentes métodos podrían ayudar en distintas causas de ceguera.

Los enfoques de los estudios incluyen a la terapia genética, que ha producido mejorías en la visión de personas ciegas por una enfermedad congénita rara. Se considera prometedora a la investigación con células troncales, aunque está lejos de arrojar resultados. Otros estudios son sobre una proteína que responde a la luz, y los trasplantes de retina.

Los investigadores también están implantando electrodos en cerebros de monos para ver si al estimular directamente áreas visuales se podría hacer que vean incluso las personas sin funciones en el ojo.

Y, recientemente, Sharron Kay Thornton, de 60 años, de Smithdale, Mississippi, quien quedó ciega debido a un padecimiento de la piel, volvió a ver con un ojo cuando doctores de la Escuela Miller de Medicina de la Universidad de Miami, le extrajeron un diente (de hecho, un colmillo), lo redujeron y usaron como base para un lente de plástico en sustitución de la córnea. Fue la primera vez que se realizaba el procedimiento, la osteo-odonto-queratoprótesis modificada, en EE.UU. El cirujano, doctor Víctor L. Pérez, dijo que podría ayudar a las personas con córneas severamente dañadas por sustancias químicas o heridas en combate.

Otras técnicas se centran en retrasar la ceguera, incluida una con una cápsula implantada en el ojo que libera proteínas que retrasan la decadencia de las células que responden a la luz. Y en un sistema denominado BrainPort (Puerto cerebral), una cámara, que lleva una persona ciega, captura imágenes y transmite señales a electrodos en la lengua, que provocan sensaciones de cosquilleo que se pueden aprender a descifrar como ubicación y movimiento de objetos.

La retina artificial de Camp-bell funciona en forma similar, excepto porque produce la sensación de visión, no de hormigueo en la lengua. El doctor Mark S. Humayun, un cirujano de la retina en la Universidad del Sur de California que la desarrolló, se basó en los implantes cocleares para los sordos, y está financiada en parte por un fabricante de esos implantes.

Hasta ahora se usa en personas con retinosis pigmentaria, en la que las células fotorreceptoras, que perciben la luz, se deterioran.

Gerald J. Chader, científico en jefe del Instituto Doherty de la Retina de la Universidad del Sur de California, donde trabaja Humayun, dijo que también debería funcionar para la degeneración macular relacionada con la edad, una importante causa de pérdida de la visión en ancianos.

En el caso de la retina artificial, se implanta una superficie con electrodos en el ojo. La persona usa anteojos con una camarita que captura imágenes que un procesador en un cinturón traduce en patrones de luz y oscuridad, como la "imagen de píxeles que vemos en el marcador de un estadio", explicó Jessy D. Dorn, un científico investigador de Second Sight Medical Products, que produce el aparato, y colabora con el Departamento de Energía. (Otros equipos de investigación están desarrollando otros similares.)

El procesador de video dirige a cada electrodo para transmitir señales que representan los contornos, brillantez y contraste de los objetos, que pulsa a lo largo de las neuronas ópticas hasta el cerebro.

Actualmente, "es una imagen muy burda", dijo Dorn, porque el implante solo tiene 60 electrodos; muchas personas solo ven destellos y zonas de luz.
Brian Mech, el vicepresidente de desarrollo empresarial de Second Sight, dijo que la compañía está buscando la aprobación federal para comercializar la versión de 60 electrodos, que costaría hasta 100.000 dólares y podría quedar cubierta por los seguros. También están planeadas versiones de 200 y 1.000 electrodos, esta podría proporcionar una resolución suficiente para leer. "Cada sujeto ha recibido cierto tipo de entrada visual", dijo Mech.
"Hay personas que no están sumamente impresionadas con los resultados y otras que sí".

Dean Lloyd, de 68 años, un abogado de Palo Alto, California, estaba "bastante desilusionado" cuando empezó a usar el aparato en el 2007, pero desde que le ajustaron el implante para que respondan más electrodos, dice que "se emocionó mucho más". Lo usa constantemente, y puede ver "bordes y límites", así como destellos de objetos altamente reflejantes como vidrio, agua u ojos.

Campbell, una terapeuta de rehabilitación profesional de la Comisión para los Ciegos y Discapacitados Visuales de Nueva York, ha sido desde hace mucho alegremente autosuficiente, y sale a todas partes de su departamento en un cuarto piso para ir al teatro, y viajar a Carolina del Norte para cuidar al bebé de su sobrina. Sin embargo, irritan los detalles, como no saber si la ropa está manchada y necesitar ayuda para comprar tarjetas de felicitación.

Bárbara Campbell
Invidente
"Todo es una bruma grisácea, como si estuvieras en una nube. El aparato no hará que vea como solía ver, pero va a ser más de lo que tengo. No es solo para mí, es para todas las personas que sigan después de mí".