El 14 de enero del 2010, Natalia Emme salió como todos los días a su trabajo, en la hacienda “Villa Vieja”, cuando  fue arrollada por un vehículo que, con escolta oficial, había invadido la vía del trole. La mujer, de 26 años, murió de contado.

Aunque un policía de la caravana se responsabilizó ante el juez por el atropellamiento, varios testigos aseguran hasta hoy que quien conducía era Aliz Borja, la esposa del fiscal general de la Nación, Washington Pesántez.

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Desde esa fecha, una tragedia política atraviesa la vida de Pesántez, que –aunque no se le conoce militancia por algún partido– siempre fue un político que supo evitar los escándalos y capitalizar el poder de sus funciones.

Un día antes del accidente concede una entrevista a este Diario. Se muestra amable y luce elegante, con un terno oscuro impecable marca Dormel.

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Al hacer un balance de su vida personal y profesional no esconde sus aspiraciones por llegar algún día a ocupar la oficina principal de Carondelet. “Si el momento político es propicio, ¿qué ecuatoriano no aspira a ser el primer servidor de la patria?”.

En Facebook hay una campaña que, en mayúsculas, se titula: “FISCAL Washington Pesántez CANDIDATO PARA PRÓXIMO PRESIDENTE DEL ECUADOR”. La única nota de ese sitio es una reseña de su vida que termina diciendo: “En la mente del Dr. Pesántez está siempre la idea de servir, especialmente a las clases más desposeídas”. Tiene solo seis seguidores, según la actualización a noviembre del 2009.

Por el momento, sostiene, solo espera ganar el concurso público del Consejo de Participación Ciudadana –previsto para marzo próximo– para seguir como fiscal o ser presidente del Consejo de la Judicatura, que de acuerdo con la Constitución vigente será la máxima instancia de la función jurisdiccional. Advierte, no obstante, que participará “si el proceso no está politizado o direccionado”.

En su pueblo natal, Achupallas (en el cantón Alausí, Chimborazo), lo consideran un hijo pródigo que ha logrado éxitos profesionales como pocos.

Pesántez recuerda que en su niñez tuvo una “vida decorosa”, niega que haya sido pobre como dicen algunos de sus amigos. Ahora vive en el Pinar Bajo, una zona de clase media alta ubicada al norte de Quito.

En los últimos cinco años ha pagado un promedio de $ 12 mil de Impuesto a la Renta, según el Servicio de Rentas Internas. Durante el diálogo, el Fiscal asegura tener un sueldo mensual de $ 3.900. Para corroborarlo, muestra el rol de pagos.

En el 2000 fue asesor de la ex fiscal Mariana Yépez. En esas funciones a través de dos documentos pidió localizar a los hermanos Roberto y William Isaías cuando eran investigados por el manejo de Filanbanco;  y, en el otro solicitó levantar esa vigilancia. Dice que esa decisión provino de  Yépez, a través del fiscal subrogante de entonces. “Esto fue malinterpretado políticamente, porque los sindicados ya habían salido del país”.

Washington Pesántez llegó al cargo de fiscal a fines del 2007 gracias a los votos de PAIS en la Constituyente de Montecristi.

Una vez en el cargo ha sido cuestionado por su falta de independencia respecto del Gobierno. Por ejemplo, se abstuvo de acusar al ex ministro del Deporte Raúl Carrión y no ha estado presente en las diligencias que involucran a funcionarios del régimen. “Soy el gerente y representante legal de la institución...; en las audiencias importantes estará el Fiscal, el resto de cosas son mera carpintería”, señala.

El Fiscal ha mantenido diferencias con el ministro de Gobierno, Gustavo Jalkh, y con los asambleístas María Paula Romo y Fernando Bustamante. Con los dos primeros por el trámite del Código Judicial.

Pero Pesántez es buen amigo del presidente Rafael Correa. El nexo con el mandatario fue su esposa Aliz. “Conoció a Fabricio y a Rafael mucho antes que yo”, cuenta, al tiempo de recordar que ella y su familia colaboraban con las campañas sociales de los jóvenes hermanos Correa en Riobamba.

Luego, la relación de Washington y Rafael se consolidó en Bélgica, cuando ambos coincidieron, en carreras diferentes, en la Universidad de Lovaina. Incluso estuvieron juntos a fines del 2009 en un homenaje que le hizo ese centro de estudios a Correa.

Pero la muerte de Emme le ha dado un vuelco a la vida política de Pesántez.
Abogados y empleados de la Fiscalía que lo veían como un hombre arrogante, vanidoso y temido se frotan las manos porque ahora lo ven débil, a pesar de su retórica llena de fuerza.

En la Asamblea, María Paula Romo ya no es la única que critica al Fiscal. Luego del 14 de enero, día del accidente, al menos una decena de asambleístas exigieron transparencia en la investigación y rechazaron el comunicado público de 60 fiscales que apoyaban a Pesántez y a su esposa.

Desde el viernes pasado, los rumores de su salida son persistentes, pero en sus planes no está dejar el poder acumulado.

El viernes, en Loja, aseguró que no presentará su renuncia ni pedirá licencia hasta que termine la investigación del atropellamiento. “Aquellos ilusos que piensan que me voy a apartar unos días, pues definitivamente están equivocados. Resulta sospechoso que algún legislador pretenda que me aparte en el momento más neurálgico de los juicios contra los banqueros”, dijo. Rechazó las críticas y agregó: “Voy a estar ahí para que se haga justicia en el caso Isaías, de manera que no me hablen de renuncia... (Esos) son sueños de perro”.

Apuntes: Percepciones
Expedientes
Durante la gestión de Pesántez se han remitido 2.785 expedientes a la Corte Nacional de Justicia (CNJ). “Aunque yo no las mande a hacer, las encuestas dicen que entre el 50 y el 75% de la población califican de buena y muy buena la atención de la Fiscalía. Rescaté a la institución”, dice.

Analista
El jurista Ramiro Aguilar señala que Pesántez ha sido un constante generador de noticias e información para los medios. Con ello, opina, tiene una similitud con la administración del Gobierno.

Apoyo a Pesántez
Los asambleístas Vicente Taiano (Prian) y Andrés Páez (ID) coinciden en  buenos comentarios sobre Pesántez.  Para el primero, es un “hombre bien intencionado”; para el segundo, “es una persona con la que se puede conversar y bromear”.