Durante décadas, los fabricantes de autos que buscaban el secreto del éxito de los autos pequeños viajaban a Toyota City, en Japón. En estos días están viniendo a Tychy.

Desde que Fiat efectivamente se hizo cargo de Chrysler este año, ingenieros de Detroit han estado haciendo peregrinaciones mensuales aquí para ver algo que solo pueden envidiar: una planta automotriz que está contratando trabajadores y obteniendo dividendos.

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La gigantesca planta de Fiat aquí, que produjo casi medio millón de autos el año pasado, podía tener algunas de las respuestas para Chrysler (así como para Ford Motor y General Motors), a medida que lucha por recuperar su posición después de su bancarrota y reducir su dependencia de las grandes camionetas y vehículos utilitarios deportivos (SUV).

Para quienes recuerdan a Fiat antes de su ignominiosa retirada del mercado estadounidense –se decía que el nombre eran las siglas de "Fix It Again, Tony" ("arréglalo de nuevo, Tony")–, el fabricante italiano de autos podría parecer un modelo de rol improbable. Dejó EE.UU. a principios de los ochenta, después de extensos problemas de calidad.

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Pero el propio Fiat ha experimentado una revolución bajo la dirección de Sergio Marchionne, que se convirtió en su director ejecutivo en 2004, elevando los estándares de calidad y confiabilidad en plantas como Tychy y dominando el arte de construir autos más pequeños con alta eficiencia. Chrysler espera que él pueda hacer lo mismo por ella ahora que ha asumido el control de la compañía estadounidense.

"Tenemos suerte de que haya una crisis", dijo el director de la planta de Tychy, Zdzislaw Arlet, incapaz de resistir una broma sobre los autos más grandes y las camionetas que tradicionalmente se han robado la atención de la industria. "Todos quieren construir autos pequeños ahora".

En Tychy, un secreto es la flexibilidad: la tecnología robótica más reciente es equilibrada por trabajadores que pueden cambiar rápidamente los modelos para satisfacer la demanda. Esa es una razón de que Tychy esté operando las 24 horas, seis días a la semana, mientras que la mayoría de las demás plantas automotrices en Europa y Estados Unidos están operando a una fracción de su capacidad, incrementando el costoso tiempo de descanso no productivo.

El auto más pequeño de Chrysler, el compacto Dodge Caliber, es un tercio más pesado (unos 454 kilos) que el Fiat 500 de más rápida venta, que se produce exclusivamente en Tychy.

Ejecutivos de Fiat dicen que su objetivo no es solo producir modelos europeos subcompactos en las plantas norteamericanas de Chrysler, sino también que los gerentes de Chrysler aprendan cómo acelerar la introducción de autos más pequeños en Estados Unidos que los estadounidenses quieran comprar, como una nueva versión del Sebring, mientras aumentan la eficiencia como lo ha hecho Fiat en Tychy.

Lo que ofrece Chrysler, a diferencia de los modelos de Fiat, ha estado desde hace tiempo dominado por jeeps y SUV, y grandes camionetas como la Dodge Ram, y los autos conformaron apenas 30 por ciento de las ventas mundiales de Chrysler el año pasado. A medida que los vehículos más grandes caen de la gracia debido a los altos precios de la gasolina y la recesión, las ventas generales de Chrysler han caído en picada, descendiendo 44 por ciento en el primer semestre del 2009, en comparación con el mismo periodo un año antes.

"Es muy difícil pasar de grandes a pequeños, pero están aquí para comparar y aprender", dijo Arlet mientras caminaba en medio de las chispas arrojadas por robots a lo largo de sus líneas de producción. "Esta planta fue diseñada para producir autos pequeños".

La combinación ideal de robots automatizados y trabajadores individuales ha sido crítica para el éxito de Tychy, dijo Ron Harbour, un consultor de la industria estadounidense con Oliver Wyman, una firma consultora. El éxito no es tan sencillo como entre más robots, mejor.

"Con la gente se puede cambiar la combinación en un día o en una semana", dijo Harbour, refiriéndose a los modelos que produce una línea de producción. "No se puede hacer eso con los robots".

La planta de Tychy emplea a unas 5,000 personas, incluyendo unas 1.700 contratadas el año pasado para producir más Fiats, así como el Ford Ka.

La escala enorme de Tychy –cubre unos 400.000 metros cuadrados– también trabaja en su favor.

Aunque las referencias exactas son difíciles, Harbour menciona la planta de Chrysler en Belvidere, Illinois, como un sitio comparable, ya que produce autos más pequeños. Pero su capacidad de producción anual de 265.000 autos es apenas de la mitad de la planta de Tychy.

Arlet también está constantemente a la búsqueda de mejoras que ahorren tiempo y dinero, añadiendo que él mismo mira hacia el famoso sistema Kaizen de Toyota en busca de inspiración: en lugar de llenar autos en diferentes puntos de la producción con líquido de frenos, gasolina, agua y otros líquidos, una máquina en cada una de las tres líneas de Tychy rellena cada vehículo.

"Un auto sale de la línea de ensamblaje cada 55 segundos", dijo Arlet. "En 1996, tomaba el doble de tiempo".

Junto con la nueva tecnología se dio una nueva atención en la calidad. Hace unos tres años se asignó a los trabajadores un número de identificación individual que es estampado en cualquiera de las secciones del auto que ensamblan, de manera que cualquier problema al final de la línea pueda ser rastreado hasta su origen.

Como resultado, dijo Arlet, el número de autos que salen de la línea con defectos ha caído del 20 por ciento en 1996, a apenas 4 por ciento ahora; una cifra que, según Harbour, se comparaba favorablemente con fábricas en Estados Unidos o Europa Occidental.

"Por el momento, Tychy es la mejor de Fiat en cuanto a calidad", dijo Giuseppe Volpato, un profesor de economía en la Universidad de Venecia, quien ha estudiado a la compañía desde hace tiempo. "Pienso que Polonia se está convirtiendo en el punto de referencia para toda la organización, incluso en Italia".