TEXTO Y FOTOS: AGENCIAS.- Julio 20 de 1969, 02:50 (hora GMT - Greenwich Mean Time). Neil Armstrong, comandante de la Apolo 11, sale de su módulo lunar con una escalera demasiado corta y tiene que saltar para llegar al suelo, que toca exactamente a las 02:56 y 48 segundos. Veinte minutos más tarde lo hace Buzz Aldrin y a ellos se les une Harrison Schmitt.
Los astronautas pasan 21 horas en la Luna. Sobre el terreno dejan una bandera estadounidense y una placa de metal con un mensaje del presidente Richard Nixon.
Publicidad
Con esta hazaña, Estados Unidos se impuso en la conquista del espacio ante la Unión Soviética, país que hizo el primer alunizaje con la nave no tripulada Lunik 9, en febrero de 1966.
Armstrong, seguido en directo por cientos de millones de telespectadores, pronunció una frase legendaria: "Es un pequeño paso para el hombre, un paso gigante para la humanidad".
Publicidad
La aventura del programa Apollo, que llevó a doce astronautas a la Luna en seis misiones, entre 1969 y 1972, había empezado ocho años antes con el propósito del presidente estadounidense John F. Kennedy, en mayo de 1961, de "poner un estadounidense en la Luna antes del final de la década".
"Fue ante todo una decisión política", considera John Logsdon, uno de los conservadores del Museo Nacional del Aire y del Espacio en Washington.
En plena Guerra Fría, la Unión Soviética adelantaba a EE.UU. en la carrera espacial con la puesta en órbita en 1957 del primer satélite, Sputnik, seguido en 1961 por la llegada del primer hombre al espacio, Yuri Gagarin.
Estos escenarios han motivado que luego de 40 años aún haya quienes insistan en que ese primer paso del hombre tuvo lugar en un estudio de filmación en la cálida Arizona y no en la superficie lunar.
Quienes se adhieren a esta postura dicen que la NASA llegó a límites extraordinarios de gasto para montar un alunizaje en un estudio, porque quería distraer a un público cansado del fracaso en la guerra de Vietnam, o porque quería imponerse en la carrera espacial.