En su visita a Ecuador, el guatemalteco sostuvo que el papel de los medios de comunicación es generar el espíritu crítico en la población, el cual no debe ser censurado por los políticos y gobiernos, dijo.
Sabe que el gobierno de Rafael Correa se ha enfrentado con la prensa crítica. Lo sabe porque lo escuchó en la Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en Paraguay. Sin embargo, Frank La Rue, relator de las Naciones Unidas (ONU) para la libertad de expresión, prefiere la prudencia ante estos casos. Dice que los gobiernos no deben utilizar fondos públicos para sus campañas, y exhorta a los funcionarios públicos a asimilar las críticas de la prensa; y viceversa: la prensa también puede ser observada, afirma La Rue, quien llegó la semana pasada a Quito para participar exclusivamente en un seminario sobre comunicación, organizado por la Universidad Andina Simón Bolívar y la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica.
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¿Qué avances advierte en el tema de libertad de expresión, uno de los más antiguos de la agenda de derechos humanos de las Naciones Unidas?
Tengo una evaluación crítica en otros temas de derechos humanos, como la guerra. Hemos tenido guerras en todas partes. Sin embargo, en libertad de expresión hay avances. Antes se entendía fundamentalmente la libertad de prensa; la de expresión abarca mucho más, es la libertad de los pueblos a estar informados, a acceder a información para formular una opinión y a expresarse a través de diversos medios.
¿Y sobre la libertad de prensa?
Hay que verla en todos los sentidos: libertad de la prensa para investigar y difundir, pero también la libertad de los pueblos de estar informados, es un derecho colectivo.
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¿Cómo ve la libertad de prensa en Ecuador?
Muy bien. A pesar de que todo el mundo me pregunta qué pasa ahora con la confrontación con los gobiernos, me da la impresión de que la libertad de prensa en América Latina ha avanzado. Tenemos la jurisprudencia más avanzada en el mundo, el único problema es la violencia del crimen organizado y del narcotráfico.
Pero hay países, como Ecuador, que aún mantienen las leyes de difamación y desacato...
Estamos planteando su abolición. A corto plazo desaparecerán. Tal vez el desafío más grande será abolir el delito de difamación.
Usted ha dicho que los funcionarios públicos deben asumir las críticas sin condenar a la prensa...
Así es, por supuesto que todos los políticos son sensibles e hipersensibles... probablemente los funcionarios reaccionen negativamente, lo que es absurdo. Eso es alimentar negativamente una confrontación. Un funcionario debe simplemente escuchar la crítica, venga de donde venga, esté de acuerdo o no. La crítica también la entiendo para muchos medios que ejercían una cuota más grande de poder. Pero ese no es el problema, el problema es que la gente se exprese y que el funcionario lo asuma y lo asimile; tiene derecho a réplica, a responder, pero no debe plantearse un nivel de enfrentamiento. Lo más importante es generar un espíritu crítico en la población, que en última instancia decidirá si le parece o no un medio y si le parecen o no las críticas que los medios o los periodistas formulan.
En el caso ecuatoriano, el Gobierno, por ejemplo, utiliza la maquinaria estatal para hacer campaña y a la vez descalifica a los medios que son críticos.
No conozco la situación de Ecuador. Insisto en que debe haber medios públicos, pero autónomos. No deben responder al Gobierno ni al partido oficial. Los gobiernos deben tener acceso a todos los medios para informar a la población, pero no para manejarlos a su antojo. Alguien me decía que hay una tendencia en América Latina a tener gobiernos más mediáticos. No lo veo mal, lo inaceptable son mecanismos de censura, presión, amenaza o intimidación contra ellos.
Imagine esta imagen: el presidente Rafael Correa, durante su cadena radial sabatina, coge un ejemplar de un diario y dice que no lo compren, que es una porquería, un pasquín, que en su lugar se debería leer El Telégrafo o El Ciudadano, que son periódicos oficialistas...
No he oído al presidente Correa en sus difusiones de fin de semana. (Pero) Creo que es un error si un presidente, o cualquier otro político, decide tomar una ruta de enfrentamiento con los medios o un medio de comunicación, salvo que (desde estos) haya una incitación específica a la violencia o al desorden público.
Si bien no hay nada malo en que un presidente sea mediático, ¿cómo ve el que se utilicen fondos públicos para hacer propaganda en las elecciones?
No comento el caso de Ecuador, pero insisto: un partido de Gobierno no debe usar los recursos públicos ni de comunicación para hacerse publicidad. Debe participar como cualquier político más.
¿De qué depende eso?
Depende de la legislación, por ejemplo, hasta del manejo de la pauta. Hemos hecho estudios sobre la forma sutil de censura en la distribución de la pauta. Cuando hay un medio más crítico que otro y se le elimina el anuncio oficial, es una forma de censura indirecta. No es aceptable y es condenable.
¿Quitar la publicidad a un medio es una forma de censura?
La publicidad debe estar basada en el peso del medio. No a todos se les puede dar igual, se les puede dar en función de la circulación que tiene, el número de lectores... Cuando hay una disminución sustancial a un medio de comunicación por razones políticas, esa es una forma de censura.
¿Cómo manejar la tensión entre un gobernante y un medio de comunicación crítico?
El Presidente, como cualquier otro funcionario, debe tener el derecho a la réplica, y punto. Responder si se cree que es una crítica a la que se debe responder, y dejarla pasar.
¿Cuáles son las consecuencias del enfrentamiento?
No conozco los detalles (en Ecuador), pero las críticas a funcionarios son válidas por su función pública. Y las críticas a los medios, también. Criticar a un medio es absolutamente válido, ninguno tiene la propiedad absoluta de la verdad. Pero no es bueno generar una política de enfrentamiento entre ellos, porque un enfrentamiento sistemático de ambos lados debilita la democracia, al país y a la libertad.
¿Recibió el informe de la SIP sobre la libertad de prensa en Ecuador?
Estuve en Paraguay, fui invitado a la Asamblea de la SIP y escuché todos los informes.
¿Pudo hacerse una idea de la situación en Ecuador?
Me falta escuchar la versión oficial, no he tenido la oportunidad de conversar con el presidente Correa ni con sus funcionarios... Escuché extensamente a la SIP y tomo muy en serio sus opiniones.
¿En qué debe consistir la crítica, si desde el poder se deslegitima al periodismo y se descalifica a los periodistas?
Lo mismo pasa con los políticos, se deslegitima a los políticos. La crítica más certera es la que está basada en la verdad. Uno debe ser lo más profesional, lo más técnico y lo menos subjetivo posible, en cualquier crítica, hacia los medios o hacia los políticos.
Perfil
Frank La Rue
Nacionalidad
Guatemalteco nacido en 1952
PROFESIONES
Abogado y periodista
EXPERIENCIA
Fue director de la revista Debate y los programas radiales ‘Radio con voz y con voto’ y ‘Hablemos directo’, en su país. Estuvo exiliado en Washington, entre 1981 y 1993, por la represión en el gobierno de Lucas García. Fue compañero de Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, al que él también fue nominado en el 2004 por defender los derechos humanos. Fue comisionado de la paz en su país en el mandato de Óscar Berger.