El relator de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la libertad de expresión, Frank La Rue, que llegó al país para inaugurar el seminario sobre comunicación en la Universidad Andina Simón Bolívar, manifestó que los funcionarios públicos deben asumir la crítica como parte del cargo que ejercen, sin condenar a los medios por hacerlo.
“Es muy importante para los regímenes democráticos que ningún funcionario pueda manifestar excesiva sensibilidad ante la crítica o condenar a un medio”, manifiesta La Rue.
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El relator de la organización promueve la eliminación de los delitos de difamación y desacato, vigentes en algunas legislaciones de América Latina.
“Sea válida la crítica o no, la libertad de expresión no garantiza la veracidad de una afirmación, lo que garantiza es el derecho a emitirla”.
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Aunque, a su criterio, la región ha avanzado mucho en temas de legislación para garantizar la libertad de expresión y el acceso a la información, hace falta enfatizar en los reglamentos y en la mecánica para hacer efectivas esas leyes.
En América Latina también se evidencian obstáculos por las amenazas y violencia que existe en varios países en contra de los periodistas, sobre todo en aquellos en donde opera el crimen organizado y el narcotráfico. Para evitarlo, considera indispensable que el Estado garantice la seguridad para el ejercicio del periodismo.
“Un país demostrará que es democrático en la medida que la prensa tenga total acceso a información y haya diversidad de medios”.
Diferencia entre prensa y expresión
Mauro Cervino, profesor de Comunicación en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y articulista del diario estatal El Telégrafo, sostiene que primero hay que diferenciar entre lo que es la libertad de expresión y la libertad de prensa. “Cuando hablamos de libertad de prensa, seguramente que debe tener más límites de lo que puede tener la libertad de expresión; los periodistas que emiten determinados contenidos deben tener clara su responsabilidad”, dice.
En torno a la regulación de los medios de comunicación, La Rue señala que la mejor forma de hacerlo es mediante la “autorregulación” y pone como ejemplo los consejos de prensa que existen en Europa, donde los propios medios elaboran sus códigos de ética.
“Si el Estado se mete a regular demasiado, me parece que indirectamente se va volviendo una forma de censura y limitación”, agrega el relator de las Naciones Unidas.
Pero el criterio de Cervino es que la “autorregulación” no es excluyente de la “regulación”, que tampoco debe ser ejecutada directamente por el Estado. “La autorregulación la estamos esperando cincuenta años y no ha habido (...). Los contenidos mediáticos son tan importantes que no podemos ni debemos dejarlos solamente en manos de la autorregulación, que en el país ha habido muy poca”, acota Cervino.
Hostigamiento a la prensa
Miguel Rivadeneira, director de Ecuadoradio (radio Quito), sostiene que en el país aún existe libertad de expresión, sin embargo, considera que está seriamente amenazada, especialmente por “el hostigamiento y deslegitimación” que sufre la prensa.
La descalificación, dice, llega desde el Gobierno y sus funcionarios, “quienes –a través de una serie de epítetos y acusaciones– no han entendido la tarea de los periodistas: buscar la verdad”.
Rivadeneira cita como ejemplos de ese desconocimiento a las constantes críticas que el presidente Rafael Correa ha hecho a temas como la investigación del caso Chauvin.