El presidente venezolano Hugo Chávez puso en aprietos a empresarios de la Coca Cola en ese país. Les pidió desalojar terrenos de su propiedad porque él quiere construir en esos espacios casas populares.

También intervino una finca de 1.500 hectáreas operada por la filial local de la cartonera irlandesa Smurfit Kappa, alegando que el tipo de plantación que tenía depreda la afluencia de agua; a empresas como Polar, la más grande firma de alimentos de ese país, le dijo que de ser necesario también la cerrará, y a otras les dio plazos. Todo en el lapso de dos semanas.

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Las medidas las tomó en momentos en que el gobierno ha arreciado una campaña de intervención y expropiación en algunos sectores claves de la economía, y las justifica en la necesidad de hacer obras sociales o fortalecer la industria nacional y la agricultura. ¿El socialismo se apodera de Venezuela?

Chávez afirmó el domingo pasado que “cada día” pisará “más el acelerador” en la transición hacia el socialismo, por lo que volvió a descartar cualquier acercamiento con la oposición. Esta, por su parte, considera que es un disfraz de socialismo. Dos dirigentes opositores que se autodenominan socialistas acusaron al Mandatario de impulsar un modelo de “capitalismo de Estado” y no el “socialismo del siglo XXI” que dice defender.

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“En Venezuela no se está dando un modelo socialista, sino un capitalismo de Estado, donde el Gobierno es dueño de todo, y el pueblo, de nada”, declaró el presidente del partido Primero Justicia (PJ, derecha), Julio Borvó, al comentar recientes expropiaciones de empresas privadas.

Esto coincide con la crisis económica por la disminución del precio del petróleo, que llevaron a Chávez a buscar fuentes de ingresos o a tomar medidas para compensar los reclamos que se han sentido en trabajadores que exigen mejores condiciones.

No todo es felicidad con los sectores sociales. Chávez afirmó que no permitirá la quiebra de las empresas del aluminio, muy afectadas por la caída de los precios, a cuyos ejecutivos y líderes sindicales ha pedido investigar por supuestos actos de corrupción, mientras los trabajadores amenazan con paralizaciones.

Chávez advirtió que “no tolerará sabotajes”, como calificó las amenazas de huelga en reclamo de mejoras salariales de  unos 12.000 trabajadores.

En medio de la crisis, Chávez invitó al presidente estadounidense Barack Obama a alinearse con la que él llama revolución socialista.

Quienes sí le han seguido en su tesis política, basada sobre todo en un populismo con programas sociales para los estratos más pobres, son los gobiernos de Rafael Correa, de Ecuador; Evo Morales, de Bolivia; y el nicaragüense Daniel Ortega.

Mientras, en El Salvador buscó otro aliado y ha prestado su imagen para auspiciar al candidato del frente Farabundo Martí, Mauricio Funes, quien podría convertirse hoy en el  nuevo gobernante al tener favoritismo en las encuestas.

¿El socialismo se apodera de la región? Analistas políticos no están seguros de ello, por la forma confusa como se maneja esta tesis, aunque Chávez ha dicho que la llegada está más cerca de lo que parece.

Haiman El Troudi, colaborador cercano de Chávez, antes de asumir el Ministerio de Planificación había clasificado al socialismo venezolano en cuatro fases. Una primera, entre 1998 y 2001, caracterizada por un populismo para cubrir necesidades básicas. Luego el establecimiento de las estructuras, que duró hasta el 2006. La tercera etapa es la actual, definida como la transición al socialismo.

Según los cálculos de El Troudi, el proceso culminará entre los años 2013 o 2015, para dar paso a la instalación definitiva.

Pero los analistas  dicen que la aplicación de esa receta no parece viable, al menos para aplicarla en  los gobiernos aliados de Chávez, donde las características de país son diferentes y donde más bien esta tesis ha servido como palestra para el protagonismo personal de sus promotores y para perpetuarse en el poder, incluso para el mismo líder venezolano, sostienen.

En Bolivia, por ejemplo, dos días después del triunfo del referéndum para la reelección indefinida en Venezuela, el oficialismo también planteó la posibilidad de habilitar a Morales para una reelección ilimitada.

Mientras, Correa, con la aprobación de la Asamblea Constituyente y el derecho a la reelección, aspira a un nuevo mandato el próximo 26 de abril.
El socialismo se ve lejos también en países como Nicaragua y El Salvador, donde la injerencia de Chávez ha aumentado, pero solo en figura. En el caso del primero, esa influencia se ha visto más como una necesidad por la extrema pobreza, considera el analista Simón Pachano. La ayuda de Venezuela, según estima la oposición, en el 2008 llegó a $ 280 millones; de dichos recursos, incluso se denunció su uso en negocios familiares del presidente Ortega.

Así, la definición del socialismo  resulta ambigua. “El proyecto político es más bien muy híbrido, muy ecléctico”, afirma la politóloga Grace Jaramillo.
Entre ellos ninguno tiene una ideología definida para indicar que son de izquierda, porque tal como la aplican  resulta indefinida en términos de cuáles son sus referentes teóricos y conceptuales, observa Pachano.

En la tesis de estos gobernantes hay contradicciones y analistas advierten que la manejan a conveniencia. Correa, por ejemplo, se reunió con  empresarios y  banqueros, dice Jaramillo.

El también analista Pablo Andrade recuerda que Correa en sus inicios aglutinó a  sectores de izquierda, ONG, indígenas, pero luego los vio como obstáculos e incluso los elimina, como ocurrió con Acción Ecológica.
“En la práctica es derecha, pero en el discurso se pretende presentar ‘de izquierda’”, dice Ivonne Ramos, la directora de la fundación ecológica.

Lo mismo se piensa de Chávez. “Durante la campaña de 1998, nunca se había declarado ni siquiera como de izquierda”, dijo en febrero pasado Alberto Barrera-Tyska, coautor de la biografía Chávez sin uniforme.

Como Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador y Morales en Bolivia, el proyectode socialismo gira en torno a figuras, sin bases ni fundamentos, dice Pachano. “Se trata de un proyecto que está tan ligado a personas, que si faltan estas, el proyecto se acaba”.